En Argentina, durante la dictadura de1976-1983, la censura impedía saber lo que ocurría y no se tenía comprensión sobre la desaparición de miles de sus habitantes. Rodolfo Aguerreberry (1942-1997), Julio Flores (1950) y Guillermo Kexel (1953) se propusieron hacer visible la ausencia de los 30.000 compañeros por medio de un proyecto participativo que provea una herramienta a las organizaciones de lucha. Cuando las Madres de Plaza de Mayo y las organizaciones de DD HH planearon para el 20 y el 21 de setiembre de 1983 la 3ra. Marcha de la Resistencia (después de haber sido reprimidas en las dos primeras) el grupo les llevó la idea que ellas evaluaron, modificaron y alentaron. La idea era que los manifestantes que reclamaban por los desaparecidos realizaran siluetas de sus propios cuerpos sobre grandes pliegos de papeles para representar a los desaparecidos. Se calcaron cuerpos, patrones recortados, se dibujó con carbones, marcadores, rodillos y pinceles con pintura, etc. La idea, la representación, el concepto y el procedimiento se socializaron y transformaron rápidamente. Las siluetas se pegaron durante las 24 hs. de la Marcha en las paredes del centro de Buenos Aires.
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